Acoso y Violencia de Género
La violencia -psicológica o física- es un suceso muy frecuente tanto en niños y adolescentes como en adultos, que deja una marca desgarradora en el sujeto. Tanto si es un episodio aislado como si las agresiones han tenido lugar a lo largo del tiempo, contamos con un equipo profesional que acogerá la experiencia que hayas vivido, de manera objetiva y te orientará hacia un tratamiento que te permita dejar atrás esta marca o evitar que eclipse tus relaciones con los demás.
En contextos infanto-juveniles, el acoso se suele producir en la escuela o en las actividades compartidas entre iguales. El significante usado contemporáneamente es el de bullying, que hace referencia al abuso que sufre sistemáticamente un infante o adolescente por parte de sus compañeros/as, especialmente en el ámbito educativo. El acoso escolar suele pasar desapercibido por parte de los adultos que pueden proteger al niño, ya sea porque se trata de violencia psicológica en momentos en el que el adulto de referencia no está presente, o porqué el infante que lo sufre no se atreve a explicarlo. La violencia sufrida, en este sentido, suele ir acompañada de un sentimiento de culpabilidad relacionado con la posición comúnmente pasiva del que experimenta las agresiones. Esta culpa, o a veces directamente las amenazas recibidas por el otro, petrifican al sujeto dejándolo vulnerable e inhibido delante de tales vejaciones.
En los adultos un contexto donde la violencia predomina es el de la pareja. Dentro de este marco, se nombra como violencia de género o si es específicamente del hombre hacia la mujer, violencia machista. Tal como hemos especificado previamente, en escenarios violentos la culpa suele manifestarse con tal magnitud que impide una actuación por parte de la persona agredida, llevando a una sistematización de las agresiones que tiene lugar en el ámbito doméstico y por lo tanto, el problema puede pasar desapercibido durante mucho tiempo.
Además de la culpa, en muchas ocasiones las personas que sufren violencia por parte de su partênaire -pareja o compañero/a- no tienen conciencia de la posición en la que se encuentran colocadas, hablamos entonces de una falta de conciencia por parte del sujeto. Esta posición subjetiva inconsciente dificulta enormemente la separación del agresor y la posibilidad de un tratamiento, razón por la cual des del psicoanálisis se enfoca la dirección de la cura inicialmente a poder promover una conciencia y cambio de posición en relación a la situación de maltrato, permitiendo una movilización por parte de la persona que rompa con la inhibición y la repetición de situaciones violentas o de elección de parejas conflictivas.
De todas formas, sabemos que la violencia no se circunscribe únicamente a estos dos ámbitos, si no que puede manifestarse en otros contextos como el familiar, a saber, la violencia filio-parental (de hijos a padres) o la violencia paterno-filial (de padres a hijos), provocando perturbaciones importantes en las relaciones entre miembros de la familia.
También en el ámbito profesional podemos hablar de acoso laboral, actualmente conocido con el nombre de mobbing.
Mas allá del contexto específico al que se acoge la violencia, es necesario tener en cuenta que la reiteración y repetición de tales situaciones, con la vivencia traumática que suponen, pueden acabar provocando graves heridas en la subjetividad de la persona y en su narcisismo, o tal como se nombra actualmente, en su autoestima..
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