Angustia y ansiedad

La angustia es un afecto que todas las personas experimentamos de manera ocasional, y la ansiedad es cuando esta angustia se manifiesta corporalmente. De todos modos, puede ser que esta angustia te sobrepase, y te sientas desbordado/a e incapaz de afrontarla. Puede ser, también, que te preocupes frecuentemente por todo, que tengas ataques de pánico, que experimentes miedos muy intensos, etc.
Hay un gran nombre de maneras en las que la angustia es vivida. Son reacciones que tienen lugar cuando esta angustia nos satura y se desborda. Es por esta razón que te escucharemos y acompañaremos en el proceso para poder dilucidar que es lo que lo provoca, y encontrar una manera propia y mas regulada de poder hacer frente a este afecto que puede resultar tan invasivo e incapacitante.

La angustia es consustancial a la existencia de las personas. Es necesario diferenciarla de la ansiedad, la cual constituye la vertiente somatizada de la angustia -es decir, que manifiesta sus efectos en el cuerpo (presión en el pecho, taquicardias, sudores, nudo en la garganta, dolores de estómago, mareos, etc.).
Cuando la angustia aparece de forma brusca y disruptiva paraliza y condiciona sustancialmente al sujeto, es por esa razón que es importante tratarla. En este sentido, tratarla no significa limitar el tratamiento a una reducción del malestar a partir de fármacos ansiolíticos, si no que se refiere a la necesidad de entender el conflicto psíquico que la origina y trabajar para elaborar y resolverlo.
La angustia puede aparecer de forma intensa (estado de angustia agudo), de forma disruptiva (ataque de pánico, crisis de angustia o ataque de ansiedad), o de forma permanente (lo que algunos clínicos denominan angustia “generalizada”). Es necesario siempre diferenciarlo de las fobias.

Preguntas frecuentes

No necesariamente. En las crisis de angustia o ataques de pánico, la angustia es vivida en un pico y de forma desbordante, con sensaciones corporales (sensación de ahogo, taquicardia, etc) y mentales (miedo a morir, soledad intensa, desorientación, etc.) muy intensas, pero la angustia puede ser vivida también como un estado ansioso constante, donde la preocupación y los miedos forman parte del día a día, preocupándonos en exceso. De ambas maneras puede generar mucho sufrimiento, el cual puede ser tratado.

Los antidepresivos -o otros fármacos- no siempre son necesarios, pese a que en función de la gravedad del caso pueden considerarse -el psiquiatra hará una valoración si así lo requiere-. El hecho de poder elaborar aquello que surge en los estados o crisis de angustia, permite a menudo prescindir del uso de fármacos. Independientemente de esto, puedes consultarnos abiertamente sobre esto y tu opinión será siempre capital en la decisión disponer o no de un soporte farmacológico.

Contacta con nuestro equipo

¿Quieres pedir hora o tienes más dudas? Te asesoraremos en lo que nos pidas.