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El síntoma aún...
La polisemia de este significante pone a trabajar a analizantes y a analistas. Los unos que se esfuerzan por el bien-decir en la dinámica de la transmisión de un trabajo y los otros que, con la formalización del mismo, entran en el dispositivo analítico. Para hablar con propiedad del síntoma hace falta un eje que guíe el recorrido. En este caso, pongo el acento en los sujetos que sufren de malestares diversos, malestares de la época. La marca eterna de este sufrimiento es que tiene que ver, no sólo, con lo más íntimo de cada uno, sino que además toca lo más singular y otorga una marca de identidad consigo mismo. Justamente, “eso que no va” de ese sujeto, en esa época particular es lo que puede ser atesorado como lo más real si es acogido en la escucha de un analista. En su cara de signo, fomentará la asociación del sujeto quién buscará hipótesis varias que suturen sus causas con sentido durante su recorrido hasta la saturación y desnudez del mismo. En su cara significante podrá representarle para otros hasta que el hueso, que quede como resto, le sostenga a modo de capitón dejado a manos de una nueva sublimación.